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Microagresiones: ¿Los cautelosos comienzos de la violencia racial?

Foto del escritor: Nicolás GodoyNicolás Godoy

La histórica Linda Brown en 1954 en el colegio contra el que se manifestó contra la segregación racial. AP

Disclaimer: Este es un texto que publiqué en diciembre de 2018, pero dada la torcida coyuntura actual, decidí adaptarlo y editarlo un poco.

Hablemos hoy de microagresiones: acciones que pueden resultar tontas y sin sentido, pero que al final son un paso a la descalificación y desvaloricación de todos nosotros como personas únicas.

Hace un tiempo atrás cuando “distanciamiento social” no era la palabra de moda y los baños en desinfectante no eran requisito para acercarnos a los demás; yo iba muy tranquilo en el transporte público de Bogotá, que es una ciudad a la que le falta de todo: cultura ciudadana, ‘compasión’, tolerancia y, sobre todo, un sistema de transporte público digno para todos. En fin, iba en un articulado y las sillas, como es normal, escaseaban, yo – por alguna fuerza mística del universo – iba sentado y la silla de al lado estaba desocupada, esperando que un presuroso trabajador se sentara para “descansar” otro poco antes de arrancar la jornada.


Algo curioso que pasó es que el bus se empezó a llenar, pero esa silla que estaba a mi lado derecho, seguía desocupada y por la integridad de los demás me empecé a preocupar: ¿qué pasa? ¿será que hoy no me apliqué desodorante? ¿será que tengo algo raro en la cara? ¿será que voy mal vestido? O incluso mucho peor ¿creerán que los voy a robar? No se preocupen, esas preguntas las puedo responder fácil y con una sola palabra, hecho que vine a descubrir mucho tiempo después de que esa silla se ocupara: microagresiones.

“¿No te gusta el fútbol? ¿Eres gay?”, o viceversa “Si eres gay ¿por qué te gusta el fútbol?”

Pues bien, las microagresiones son conductas que vienen siendo una forma muy sigilosa de discriminación y segregación. Resulta que lo que me pasó en su momento en el transporte público ya había pasado incontables veces y no es que salga mal oliente y en harapos de mi casa todos los días o que mi cara sea algo no muy agradable para la vista: es por mi color de piel, me auto reconozco como afrodescendiente y la sociedad también, los días del Apartheid al parecer terminaron en África, pero aún nos da miedo sentarnos al lado de un negro en el transporte público ¿miedo de qué?¿de darnos cuenta que este mundo es diverso?


“Usted tan dramático como siempre ¿No, Nicolás? Eso no es tan grave”, bueno me gustaría decir que los imaginarios y prejuicios no son tan graves y que podemos sobrevivir, pero basta con ver lo que unos “imaginarios bobos” han generado en Estados Unidos en los días recientes: la furia colectiva e indignación de los afroamericanos luego de la muerte de George Floyd a manos de un oficial de la policía de Minnesota; la muerte de Floyd no es un hecho aislado, la brutalidad policial contra los afroamericanos es sistemática y se ha dado desde décadas atrás.



Es como si en Colombia quisiéramos hablar de la muerte de líderes sociales, es algo de lo que se habla mucho y a la vez es algo sobre lo que nadie hace nada: marchas por aquí y marchas por allá y en lo que va corrido del 2020 ya han muerto al menos 100 líderes sociales, según la ONG Indepaz. Lo que pasó en Estados Unidos es que la vida de un afroamericano más fue la gota que rebosó la copa de los abusos, la tolerancia y poca justicia; días después las redes sociales, las calles de algunos estados de la Unión Americana se llenaron de personas clamado por un alto a una barbarie que se ha llevado la vida de muchos sin justa causa, solo por un imaginario o un sesgo insertado en las mentes de los que perpetran el delito.


Volviendo al meollo de las microagresiones, todos —o al menos los pertenecientes a minorías que socialmente siempre han sido marginadas o rechazadas: migrantes, miembros del colectivo LGBT+, mujeres, otras etnias—, nos habrá llegado el momento de enfrentarnos a este tipo de conductas, que al principio son indetectables, pero que a medida que vamos avanzando van dejando traumas.


“Todos los costeños son sucios”, “los cachacos huelen mal”.

Por la naturaleza irreconocible de las microagresiones, incluso puede que nosotros hayamos lanzado alguna vez algún tipo de comentario, generalidad o acción no verbal que daña seriamente a la persona que lo recibe.


Las expresiones de prejuicio sutil —microagresiones— parten de estereotipos sociales, los conocidos imaginarios: “¡Ah! ¿O sea que bailas bien salsa? ¿Tus papás de donde son? ¿En serio eres de Bogotá? Tienes un acento muy “neutro” para no ser de Bogotá” son algunas de las expresiones “más normales” a las que me he tenido que enfrentar por el hecho de que mi color de piel no es usual en esta zona del país, puede parecer noble y hasta chistoso, pero cuestiónese bogotano o ciudadano natal de cualquier población del mundo ¿le han lanzado alguna vez este tipo de comentarios? Normalizarlo es el primer paso para que estas agresiones se sigan dando.


En estos tiempos donde usamos la victimización para conseguir atención, se desestiman las microagresiones porque al fin y al cabo son expresiones que no tienen valor y que se dejan pasar con el tiempo, porque se asume que las personas son hipersensibles y poco receptivas a los comentarios —de hecho, si no me sintiera seguro de lo que soy, la situación por estas acciones y comentarios hubiera sido totalmente distinta a simplemente “olvidarlo y dejarlo pasar”—.



Pero la cuestión va más allá de la vulnerabilidad, en un artículo la BBC consideró que es una gran desventaja recibir este tipo de acciones, de hecho, planteó el experimento Princeton para mostrar cómo las personas de negras, que bajo las mismas condiciones que las personas blancas, veían más complicado conseguir su trabajo soñado solo por su color de piel, los participantes argumentaron que dadas las señales no verbales que los entrevistadores emitían y que a ellos les dedicaron un 25% menos de tiempo, a pesar de que tenían las mismas capacidades que los blancos, durante la prueba sintieron que no se podían expresar fácilmente.


Como indiqué no solo existen microagresiones “racistas”, Quartz logró definir este tipo de conductas como microasaltos, además de ello están los microinsultos y las microinvalidaciones, según el magazín, todas estas pueden ser por cuestiones raciales, de orientación sexual, discapacidad o género.


Hagamos un resumen de microagresiones camufladas en frases a las que seguramente nos hemos tenido que enfrentar: “¿No te gusta el fútbol? ¿Eres gay?” o viceversa “Si eres gay ¿Por qué te gusta el fútbol?”, “Todos los costeños son cochinos”, “los cachacos huelen mal”, “Una mujer tan guapa no puede ser soltera””¿De dónde eres? No, en serio ¿de dónde eres? ¿No pareces de Bogotá? No pareces de ...¿Qué eres?.


Hay muchas soluciones posibles a este problema de las microagresiones: una de estas sería dejarlo pasar, un comentario más, una acción menos ¿Qué puede generar? Pero, si no se presta atención a estas acciones ¿Qué cambio social estamos buscando si estamos estacados en este punto? ¿Vamos en la dirección correcta? Y no es solo victimización e hipersensibilidad de los afectados el detectar y exigir respeto por esa conducta, dejarla pasar sería permitir que estas situaciones se siguieran repitiendo en cualquier contexto.


Más bien avancemos en acercarnos al otro sin prejuicios y con respeto, somos personas que no deberían tener en cuenta ni la raza, ni la orientación sexual, ni el lugar origen, ni credo del otro para crear relaciones interpersonales significativas: somos todos seres humanos, ciudadanos del mundo.

GRACIAS POR LEER.

PIE DE PÁGINA


Ni para qué nos ponemos a hablar de lo que ha pasado en el mundo y Estados Unidos en los últimos días, irónicamente, creo que estoy de acuerdo con lo que se dice en redes sociales… 2020 ha sido un año en el que hemos visto de todo.


Como si el “mundo se fuera acabar” o como si fuera una seriede TV con muchos plot-twists por temporada, cuando uno creía que el man se iba a casar y ser feliz - ¡Zaz! Pues no: toma tus tentativas de guerra mundial al principio, un virus que encerró a todo el mundo, viajes espaciales, el regreso de un enemigo 'anónimo' que ni los gobiernos, ni las élites veían venir; avispones asesinos, un presidente escondido en búnker, ovinis… Y estamos en junio “¡Qué caos!” Seguramente resuma todos estos hechos con el paso del tiempo o cuando todo esto pase.


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