El tiempo ha pasado y ya nada es lo mismo, estoy en mi habitación ahogado en pensamientos de lo que fui y lo que seré. El sol se está poniendo, le siguen el niño de 11 años que, en un día como hoy, armaba rompecabezas solo mientras los adultos hablaban de cualquier tema. También puedo ver al niño de 15 años que se sintió importante cuando sus compañeros de clase cantaron 3 veces el cumpleaños a modo de evitar que los maestros dictaran sus clases.
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El sol se está poniendo y con él veo cómo se está llevando mi tiempo aquí. Sin embargo, solo presencio tal crimen temporal e intento entender por qué, aunque ya no estoy aquí, todo aún tiene sentido. Mientras tanto, a mis espaldas todos arman el festín, vuelvo al tiempo presente y aquí estoy de nuevo, todos cantan con sincronía ausente la canción del cumpleaños. De repente, fingiré sorpresa y me incomodaré mientras todos cantan, pensaré en pedir uno o dos deseos que, tal vez, jamás se harán realidad y soplaré las velas para recibir con serenidad un nuevo ciclo en mi vida. ¿El vigésimo quinto?
¿Cuántas veces tendré que hacer esto?, ¿cinco veces más?, ¿treinta?, ¿setenta y cinco?.. ¿Cuántas veces diré que, “me estoy haciendo viejo”? Lo dije ayer antes de dormir, lo repetí un par de veces mientras me fusionaba con el mar, lo recité para llamar la atención mientras estaba encerrado hace tres años y lo dije con firmeza cuando iba en taxi camino a casa hace 9 años. Siempre habrá alguien al lado negando mi hechizo y yo arrugaré la cara porque, en efecto, me siento viejo, cuando es tarde en la noche y no queda más sino movimientos oculares rápidos y vigilia me imagino versiones de mí, congeladas en el tiempo justo cuando manifestaba que “me estoy haciendo viejo”.
En la noche soñé contigo, tenías 10 años, te creías un adulto. Tú edad ya tenía dos cifras y creías que ello te daba algún poder especial. Sin embargo, no veías la hora de volver a casa para sumergirte en un mundo de historias y fantasía basado en el anime que veías en la tarde. ¿Qué me dirás si te confieso que aún guardo los primeros dibujos que hiciste? El mundo ve arte abstracto, pero nosotros veremos horas infinitas de superhéroes acabando con imposibles villanos. ¿Qué me dirás si te confieso que quiero reunirme un momento contigo y volar por un instante? Anhelo que me contagies de esa alegría multicolor y me recuerdes lo que se sentía imaginar sin límite.
En la noche soñé contigo, tenías 13 años, llegaste allí un lunes y sentías que algo era distinto. ¡Como me hubiera encantado estar contigo! Me hubiera gustado verte fluir en las clases de Español e Inglés, me hubiera gustado sentarme a hablar contigo sobre la importancia de tomar agua para evitar el acné, aunque sé que, de pronto, ni atención me hubieras puesto. Me hubiera gustado tocarte el hombro y decirte que lo que tú cuerpo siente ahora es normal. ¡No lo guardes ni lo reprimas! No está mal, ni es incorrecto. ¡Qué se burlen, da igual! ¿Te reirás si te confieso que en unos cuantos años estarás sujetando la mano del amor de tu vida y serán él y tú contra el mundo? ¡Apóyate en mi hombro, respira hondo y sal ahora! El mundo entero quiere ver tus colores, desde el rojo intenso de tu sangre hasta el violeta que ves en tus fantasías de adolescente.
En la noche soñé contigo, tenías 15 años, y querías llegar a donde estoy tan pronto como fuera posible. Sin embargo, no tenías más remedio que planear y usar las clases de Trigonometría y Física para sentirte el centro de atención por un momento. Mientras te vi, intentabas a toda costa cruzar caminos con la mano de un amigo de verdad, uno que no te utilizara para llegar a la meta o uno que no hablara a tus espaldas sobre lo mal vestido que te veías. ¡Tómalo con calma! ¿Y si te digo que, entre esas 40 almas está el amigo real porque el siempre clamaste? Dale y dame un poco tiempo, planea un poco más. ¡Me emocionará mostrarte lo que ha cambiado en 10 años!
En la noche soñé contigo, tenías 16 años, y al igual que a tus 15 años, querías tener 25 y vengar a los que se burlaban de ti. Por años viste cómo te escogían de último en clases de Educación Física, corrías tanto pero nunca era suficiente. Creías que la ovación de la maestra de inglés ayudaría a apaciguar la presión de sentir que encajabas. ¡Respira! Ten paciencia y en unos meses más estarás por cambiar de ecosistema, ya dejarás las bromas inocentes y tardes con amigos. El último día de 2014 se está yendo, y con él, cualquier anhelo de volver a la escuela. Ahora, déjate llevar e impresionar por lo que el mundo tiene que mostrarte.
En la noche soñé contigo, tenías 19 años, y sentías que estabas en llamas. ¡Déjame pedirte disculpas! Te traté mal. ¿Cómo pude permitir que esas personas pasaran encima tuyo y luego justificarlo porque tal vez así se sentía el amor? Debí gritar justo cuanto sentí que te estaban llevando al límite, debí correr y auxiliarte cuando sentí que ese toque tal vez no era apropiado. Tal vez exploraste el mundo demasiado. Pero, ¿a quién le pedirías consejo? ¿quién es un amigo de verdad en estos días? Recuerdo verte una noche pidiendo porque todo fuera más simple, pedías nunca haber conocido a esa persona. ¡Ven aquí! Aquí no existen las trampas, los engaños, el sigilo o los abusos, solo amor infinito y auténtico. ¡Aquí te espero!
En la noche soñé contigo, tenías 20 años, soplaste las velas del pastel solo y tenías la esperanza en que todo iba a cambiar tan pronto llegara la nueva década. Dejaste el blanco y negro, probaste otros colores y te sentías cómodo con el mundo. A veces quiero ser tú, creías que volar era triunfar, creías que el éxito se medía en aplausos y amigos que no tienen rostro. De repente el único color que veías era el morado de la opulencia y del éxito, porque imaginabas que en los libros de historia se estaba empezando a escribir la tuya. Quiero estar ahí de nuevo, quiero estar ahí de nuevo para prevenirte. Quiero estar ahí de nuevo para pedirte calma y decirte que el show apenas comienza.
En la noche soñé contigo, tenías 22 años, estabas encerrado y las ideas volaban como nunca. Sin embargo, estabas estancado, empezabas a sentir que tenías el mundo en tus hombros y el peso era insoportable. ¡Dame esa carga a mi! Disfruta tu vida ahora que del peso de las decisiones que hemos tomado alguno de nosotros se encargará. En la noche soñé contigo, tenías 23, estabas meditabundo. Otro cumpleaños que todo el mundo olvidó. Sin embargo, yo te conozco, saldrás a hablar de ello como si nada hubiera pasado, estás listo para irte con el Sol, pero aún nos queda mucho por hacer, mira el atardecer un rato más y deja que los rayos de ese astro fulgente te den cierto toque te trascendencia.
En la noche soñé contigo, tenias 24 años, te estabas yendo con el mar, el sol toca tu alma y lloras porque tienes miedo a seguir creciendo. Mientras los pensamientos te atrapaban de nuevo en la noche, te sorprendí de nuevo planeando venganza como solías hacerlo a los 16 años, luego te reconciliaste con ello y te sentías como de 45 años. Agarraste tu máquina de escribir y, mientras escuchabas las cigarras me dejaste un mensaje:
En el pasado fuiste más joven,
con sueños e ilusiones ardientes,
quisiste comerte el mundo entero,
y sentirte eterno, aunque solo fuera por un instante.
Quizá en algún momento te lamentes,
porque el tiempo no te dio ni una pausa,
y te hizo crecer a veces sin querer,
pero, al final de cuentas, ello es lo que te hace ser.
No importa la edad que tengas,
o si la vida te ha tratado bien o mal,
¡abraza ahora a ese joven que fuiste!,
y sigue adelante con él, con amor y cierta calma.
Si supieras que cada etapa de la vida,
tiene su propio encanto y lección singular,
¡abraza ahora cada versión tuya!,
y siente cómo te fundes con la esperanza.
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