Las lamentables exequias empiezan con un “dejé de amarte”, de repente la chispa ya no estaba ahí, se apagó, y en el juego no era ni yo, ni tampoco ella, éramos nosotros, sí, nosotros, tal vez no éramos tan compatibles después de todo. La intuición o certeza sobrE nuestro destino juntos falló esta vez. Mi cuerpo se empieza a enfriar y la luz que, alertan los supersticiosos vemos en nuestros últimos latidos, no estaba allí, no la podía ver porque estaba en la nada, la oscura y desértica nada.
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El coche fúnebre va camino a mi última morada: la de los enamorados desahuciados, dentro del ataúd sentía cómo mi familia lloraba, mis amigos los buenos decían – ¿Por qué? Si era un buen hombre, lo extrañaremos por siempre –; aquellos que fueron mis compañías en los buenos momentos solo tapaban sus rostros fingiendo tristeza. Al fondo sentía una presencia que intentaba camuflarse en eL misterio, era ella, la que me llevó este momento, la homicida que me lanzó al abismo sin compasión ¿Si estoy muerto para ella porque lloriquea clamando mi regreso?
¿Por qué estaré tan solo? ¿Qué dirá mi obituario en los periódicos? ¿Qué inscripción tendrá mi lápida? “Aquí yace don Solo, el solo más solo de los terrestres y más allá… El que murió por un golpe que nadie vaticinó, al que acribillaron con más de mil disparos, cada uno más fuerte que el anterior, cada uno con esquelas que anunciaban el fin de un amor que sería por la eternidad” ¿Cómo vestirán todos? ¿Será negro casual o blanco esperanza por la partida de este solo que nadie extrañará?
¿Por qué estaré tan solo? Mientras voy rumbo al limbo, agarro mi guitarra y empiezo a componer melodías, cantares que tal vez nadie Oiga porque estoy en lo oscuro, mientras escribo te veo en todos lados, siendo aquella musa que me dio los rojos más intensos, los blancos más optimistas, los azules más melancólicos y los negros más inciertos que experimenté en vida. Entre llantos y añoranzas los acordes empiezan a trazarse, la canción más bella y una de las últimas sobre el amor más grande de todos los tiempos que nadie verá jamás.
Como el alquimista, intento deducir las razones por las que la ilusión del nuevo amor quedó registrada solamente en los tristes acordes de mi guitarra, un improvisado solo de cuerdas salía de vez en cuando. Empezando a componer te recordaba en la fuente: una moneda por ti y una por nosotros, una por el anillo de esposa que lucirías en la boda y otra por Los hijos que tendríamos, miro arriba y lanzo un terrible encanto a tu nombre, mientras que pido que, cuando no puedas dormir, escuches mis serenatas robadas, los cantos que compongo en la nada.
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Decepciones van y cervezas vienen, cuando estoy en la nada, escucho el sonido de su voz e intento correr, pero son solo ecos de mi mente que me siguen llevando a nuestro primer beso, a la primera vez que nuestros cuerpos se rozaron y se hicieron uno solO ¿Qué nos pasó? ¿Por qué estaré tan solo? ¿Por qué sigues arrojando maldiciones a mi nombre cuando fuiste tú quien nos rompió? Un sorbo de vino de blanco por la perdida y una buena cerveza por la gélida zozobra que se siente aquí en el limbo, el frio que experimentaron los héroes que murieron en batalla, una frialdad que resulta ser más cálida que las promesas que hiciste y jamás serán.
Camino al cementerio intento buscar a mis amigos ¿Dónde están ellos? No los siento –. A la izquierda veo a un fulano fingiendo tristeza, mientras que a la derecha hay un hombre de apariencia misteriosa, tiene un sombrero que impide que pueda verle la cara, pero puedo ver su alma y está dolido, buscando respuestas, intentando no culparsE por mi defunción, intentando hallar respuestas en el oscuro féretro, uno que guarda más secretos y preguntas que respuestas. Al lado de aquel hombre están “mis amigos de buenos tiempos” como nunca supieron que morí por la traicionera daga del amor, solo toman café amargo, hablan entre ellos para disimular la lástima con la que se presentaron. Al fondo estoy yo solitario y frio, inerte, viéndolos lamentarse cuando ya es demasiado tarde.
Mientras todos se imploran e intentan reparar lo irreparable yo estoy en la incierta y sombría nada, camino un pasillo que parece no tener final, el desespero me hace correr, pero ello termina en cansancio y sin respuesta alguna ¿Por qué estaré tan solo? Me doy cuenta que los llantos de afuera no me ayudarán, tengo que buscar las respuestas por mi cuenta, pero ¿Cómo? Si eStoy en un lugar en el que no entra la luz, no hay esperanza, no hay salvación, no hay juicio para los solos como yo que vivimos con esperanzas pueriles en la magia llegará de nuevo… Los miserables cuyo suministro de la fuente del amor se agotó.
En lo oscuro, suelo visitar el mundo de los vivos para buscar soluciones y salidas prontas a la terrible y sola noche que me persigue: mi mamá compró flores, rosas y margaritas, empezó a recoger todo lo que me evocara, me alegro verla contenta, cuando agonizaba rogaba no amargar su tierna alma con mi partida. En un bar están los falsos, tomando cervezas en mi honor, malgastando mi nombre con cada trago: E-L-S-O-L-O, a veces siento lástima por ellos al creer que cuando llegue su turno de entrar en lo oscuro, nadie los llorará, nadie los verá, todos seguirán viviendo mientras ellos agonizan. En una banca está el misterioso hombre de negro, buscando respuestas al igual que yo –¿QuiÉn será ese sujeto? – Pregunta mi curiosidad.
Hablando de traiciones y falsos, ahí estaba ella. Celebrando mi partida con otro hombre, tomándose con él las botellas de vino que le llevaba para celebrar nuestros logros. Cuando miraba al cielo lanzando maldiciones, pedía respuestas y allí estaba, la mujer que me rompió el corazón pasando sus días con otro inocente, sin remordimiento, sin culpa. Ebrio ante las lágrimas saladas que derramé, vuelvo a lo oscuro, harto de la tierra, los mortales y sus faLsedades – parece el mismo inferno allá en la tierra –; intento acostumbrarme al frio creyendo que jamás saldré de esta.
¿Por qué estaré tan solo? Aquí en lo oscuro, a pesar de la traición sigo soñando con ella para que me dé algo de calor, para que vuelva a mí y me rescate, la pelea entre mi cuerpo por volver a ella y mi alma por volver a la luz es intensa; mis músculos se empiezan a desgarrar por el peso de mis pensamiEntos, por el lastre de mi consciencia que no deja de crear condicionales y futuros en donde el perdón es una opción –En mi mente, yo hice todo bien. La quiero solo en mis brazos –. Otra parte de mi mente dice que eso jamás será, se acerca la hora de dejar de crear ilusiones, tal vez han pasado siglos en la tierra y yo sigo en lo oscuro buscando respuestas ¿Cuánto tiempo pasará? ¿Cuándo volveré a ver la luz?
De llegada al cementerio oigo una de las canciones que le compuse a la vida y lo hermosa que era – Qué ingenuo era por aquel entonces –, esta vez la guitarra la toca uno de mis amigos, uno de esos amigos con los que crecí, con él aprendí a tocar la guitarra o caNtarle a lo bueno de vivir, a las compañías, al amor y a lo bueno e imperfecto. Mientras mi amigo canta empiezo a recordar los “dejé de amarte”, todas las cosas que le ofrecí, todos los momentos buenos y malos, lo puro, lo que haría cantar a las mismas golondrinas.
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Pensé en violencia, pensé las guerras que encararon nuestros predecesores, las luchas de aquellos que dieron la vida por nosotros, así como yo la di por ti ¿Valió la pena el sacrificio? Un par de besos y nos jurábamos lo eterno, un par de abrazos y toqué la punta del UniverSo, una discusión y dijiste que era un simple estorbo, una aspereza algo que se puede reemplazar fácilmente, como la ropa vieja; un par de copas y pienso en que tal vez tú no eras lo que aparentabas.
De repente aparece una mujer envuelta en llamas, agónica apunta hacia sU norte, volteo y de repente veo un punto blanco, un punto microscópico que volvió los negros en grises ¡La luz!¡Por fin! Cuando giré de nuevo para agradecerle a la aparición, desapareció; tan pronto como entendí que estaba buscando luz en la dirección equivocada corrí al trayecto indicado, mi menté empezó a acribillarme con preguntas como ¿Por qué estaré tan solo? Pero a medida que el punto se hacía más grande, veía sombras.
Mientras perdía mi aliento por el trote intenso, ME di cuenta que a veces alejarse es el acto más valiente, rendirse ante un amor que ya no tiene salvación es cosa que solo hacen los fuertes; corriendo entendí todas las señales las trece lágrimas, las trece veces que me arrodillé ante ella pidiendo perdón, las trece veces que la vi en mi funeral pidiendo mi regreso a los amigos de buen tiempo, ante tal humillación solo queda esperar por la redención, uNa que siempre es implacable con los mortales, ante esa sensación solo te vas alejando lo malo para volver a la luz, esa que propina calma y calor como nada más ante el dolor que generan los mil disparos que en antaño rompieron mi corazón.
Cuando todos lloraban mi partida en el cementerio, de repente mi mano se asoma de aquel terreno, después mi cuerpo, un tanto lastimado por los letales disparos, corre a abrazar a mi mamá, a mi amigo el que tocaba la guiTarra durante la procesión – ¡Vi la luz! –, les dije. Llorando de alegría saco a correr a los amigos de buen tiempo, a los que estaban allí por lástima y a los que jamás conocerán la nueva versión del hombre que seré luego de esta resurrección. El hombre que vestía de negro se alegró por mi vuelta y siguió su camino, él camino con destino a la nada.
De vez en cuando lo veo, cuando mi mentE me atormenta con insultos sobre mi soledad, él se aparece y como recordatorio de mi experiencia en el limbo, me pregunta hasta su desaliento ¿En realidad estás tan solo?
LA INSPIRACIÓN: Escribir ‘El Solo’ ha sido una de las cosas más duras (creativamente hablando) que he logrado sacar a flote. Empecé con la premisa o pregunta base de este relato “¿Por qué estaré tan solo?” a principios de 2019, cuando me estaban fluyendo ideas por montones. Por aquel entonces “el solo” sería sobre un amigo que andaba de bar en bar buscando su siguiente víctima.
‘El Solo’ en medio de su caminata y conquista de la nocturna crítica la toxicidad de la ciudad, de sus compañías y de las noches; el relato iba súper bien, tal vez sería uno de los mejores que había escrito para la fecha, pero perdí mis notas y de “El Solo” quedó únicamente la pregunta “¿Por qué estaré tan solo?” y un párrafo que hablaba sobre rupturas que duelen muy feo.
A finales del año pasado quise volver a escribir “El Solo” pero me sentía tan desconectado del protagonista que era hora de cambiarlo, esta vez hablaría de alguien que me rompió el corazón y los reniegos infantiles que hacía “¿Por qué estaré tan solo?”, pero no se daba cuenta que el amante de sus sueños y sus amigos estaban cerca para consolarlo. Al final me sentía tan en paz con esa persona que, el “El Solo” quedó a medias.
Con todo y tregua quise retomar la escritura de “El Solo” y todo se fue ajustando como rompecabezas: El haber encontrado el texto original de “Naturaleza Humana” y reírme un rato con lo que escribía hace siete años. Luego escribir un par de líneas y justo cuando estaba a punto de escribir la palabra “solo”, uno de mis amigos, alguien a quien considero un hermano mayor, me sorprende con una línea de chat que decía: “Me quedé solo” ¡Eureka! Desde ese momento las líneas vagas que estaba intentando conectar por dos años tuvieron sentido.
“El Solo” también inspiró parte de los relatos que vienen, todos vienen en palabras clave como: mujeres en llamas, rosas y margaritas, vinos y cafés, etc. La versión final de este escrito habla de un hombre que está en el limbo: de repente estaba en el paraíso, luego su amada le rompe el corazón –casi que impredecible–, acto seguido ve su muerte, se siente solo y sin identidad, al final ¿Cómo se repone uno de una ruptura que se siente como la muerte misma?
GRACIAS POR LEER.
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