De sangre y llanto un río
Se mira allí correr.
En Bárbula no saben
Las almas ni los ojos
Si admiración o espanto
Sentir o padecer.
Tercer verso del himno de Colombia.

De repente el sol salió y en la atmósfera misma se palpa el estridente olor ferroso de la sangre que corrió en las aceras durante la noche anterior: era el hijo de alguien, era el padre de alguien, era el hermano de alguien, el vecino de alguien, el mejor amigo de alguien.
De fondo se oye el llanto de una madre que maldice a todos los dioses al ver que su retoño tiene las luces de la vida apagadas, una manta blanca cubre la barbarie y la espeluznante escena, un disparo en la cabeza fue el castigo al terrible delito; el crimen: cruzarse con la policía, los que juraron defendernos son ahora los que andan perpetuando los más terribles homicidios… A oscuras, en silencio, por la nochecita, para que la vergüenza y las tripas por ver al compatriota morir no los remuerdan tanto.
La última semana en Colombia no ha sido para nada sencilla luego de que los ánimos populares se exaltaran de nuevo cuando el presidente, Iván Duque, anunciase el envío al Legislativo de un proyecto de reforma tributaria, el tercero propuesto desde que inició su gobierno en 2018.
En resumen, la propuesta pretendía ahorcar más a los colombianos de clase media con cargas tributarias absurdas que iban desde gravar con IVA algunos servicios públicos, la gasolina; hacer que los ciudadanos que devengasen más de 2’300.000 COP declaren renta o retirar excepciones tributarias a empresas productoras lo que eventualmente llevaría a que el ciudadano terminara pagando el desbalance.

El argumento del gobierno es que ya no hay plata y que hay que sacar más de 24 billones de pesos que dejaron de entrar, gracias a la emergencia sanitaria generada por la pandemia del coronavirus, de algún lado, la fácil: más reformas tributarias camufladas en eufemismos emocionales como “solidaridad… voluntario”.
Claro es que estamos en Colombia y por eso a los colombianos les queda fácil sacar dinero para pagar impuestos luego de que perdieran familiares por la COVID-19, o quedarse sin empleo, o comer dos comidas al día (o ninguna en algunos casos); la igualdad es un término tan bacano que ante las crisis que han paliado los colombianos constantemente durante un año, la salida evidente es que los que están paila paguen más.
Aquel es el reflejo de Iván Duque, un líder soberbio, uno que tiene un discurso “retro-cool” que cualquier desinformado de se come, un presidente que poco o nada le interesa sentarse a escuchar las demandas u opiniones de sus contradictores y prefiere sentarse a hacer propaganda todos los días en el magazín “Prevención y acción” ¿Quién no se indigna ante tal incapacidad de diálogo y negociación con los que no le caen bien?
Y vimos la narrativa contarse otra vez: Duque se niega a atender las demandas de los colombianos, se convoca a paro, Twitter se siente como las calderas del infierno porque “los mamertos”, “los uribistas” y los pro-status quo (“los tibios” que le dicen) exponen sus opiniones y se acusan unos a otros; posterior a eso, el paro empieza, todos marchan pacíficamente pero de repente el ESMAD irrumpe en la manifestación y en los disturbios nos vamos enterando que ya hay heridos y probablemente muertos.
Aquel es el cuento que hemos visto en primera persona, una y otra vez, desde noviembre de 2019, septiembre de 2020 y ahora en abril-mayo de 2021. Y como es de esperar cuando se agita en exceso con los ánimos del pueblo sin respuesta alguna, las cosas irán escalando: Es así como en 2019 se hablaba de la muerte de Dylan Cruz causada por un agente del ESMAD; en 2020, al menos unas nueve personas fallecieron en Bogotá, unos marchando, otros solo eligieron salir de sus casas en el peor momento; ahora en 2021 ya no hay dedos que nos alcancen para contar las víctimas fatales, los desaparecidos, los agredidos, los y las abusadas sexualmente.
Mientras todos se preguntan “¿Quién dio la orden?” el gobierno reversa muy tarde la propuesta de reforma, el ministro de Hacienda renuncia, no sin antes asegurar un nuevo trabajo; el nuevo jefe de cartera asume y aparece en los grandes medios para calmar un poco el ánimo popular… Todo muy tarde, cuando ya había gente llorando a sus muertos, cuando ya había gente violentada, cuando ya la gente se cansó de los atropellos y perdió definitivamente la confianza en el Estado y sus instituciones.

Cuando todos creen que nadie puede salvarlos de la tragedia la gente sale sin miedo a manifestarse, los temerosos usan las plataformas digitales, para que desde sus casas, al menos, se sepa de los atropellos, de la carga que ya no soportan; ahora más que nunca, las manifestaciones digitales han funcionado, el mundo entero - la famosa comunidad internacional - empieza a conocer y a entender la apretada coyuntura que a los colombianos nos aqueja… Aquella narrativa que nadie se atreve a contar.
Mientras tanto los grandes medios de comunicación están enfocados en dar prioridad a los daños que deja la manifestación, como intentando decirle a los televidentes, lectores u oyentes que un par de vidrios rotos son de alguna manera equiparables a las vidas perdidas las noche anterior.: “¡Vándalos degenerados! Miren cómo amaneció la estación de TransMilenio hoy, miren cómo esta mujer de 60 años tiene que salir a exponerse al COVID-19 mientras su empleador le da pésimas condiciones laborales y aunque los marchantes se manifiestan por ella, para NCR ellos son los malos”.
Como periodista me siento profundamente dolido por el rol que algunos medios de comunicación y colegas han desempeñado ¿De cuándo acá tanto silencio?¿De cuando acá la falta de verificación?¿De cuando acá somos celestinos de la agenda del gobierno?¿De cuando la falta de empatía?¿De cuando acá dejamos de usar nuestra plataforma, nuestros 10, 100, 1000 o millones de seguidores para poner en evidencia los males de hoy en día?¿De cuando acá nos volvimos tan cómodos? Hoy el periodismo colombiano da pena porque le falló al país.

Con nadie de lado de la gente Cali regresó a los 90 cuando era imposible llegar a la esquina del barrio porque te mataban, el color de las calles y el ambiente se tiñó rojo, las lágrimas y llanto eran la tonada que acompañaban las manifestaciones que ya no piden esto o lo otro, sino justicia y que el sonido de las balas se detengan.
Hoy es cuatro de mayo y las manifestaciones siguen, de repente ya nadie marcha en Cali, Bogotá, Medellín, Manizales (...) contra la reforma tributaria, o contra la aberrante reforma a la salud que todos los partidos tradicionales apoyan para que los mismos de siempre se sigan lucrando; de repente las calles gritan arengas contra el uribismo, contra la brutalidad policial que, como hemos expuesto, se exacerba con el paso de las horas; con la indignación de los colombianos que, ya no le temen al virus, y elevan cánticos al cielo esperando que alguien en el globo los escuche.
Es cuatro de mayo, el balance de muertos seguirá aumentando en las horas o días venideros. Y mientras el rechazo de todos los actores internacionales y nacionales aumenta, las cifras de desaparecidos y fallecidos alcanza límites oscuros.
Las madres se aferran a sus hijos, les dan la bendición y esperan verlos sanos y salvos en la noche. La señora es la madre de algún civil que no pudo interponerse ante las ansias de cambio de su primogénito. La mujer es madre de algún policía o militar que recibió la orden de algún alto mando que espera un número de bajas para hoy, algún indolente que espera que todos se acaben entre todos, esperan a que no quede nadie en ninguno de los bandos, mientras ellos se regodean y enriquecen más.
Las horas seguirán pasando y la tensión aumentará, las manifestaciones se trasladarán al ciberactivismo como último recurso y mecanismo de precaución ante la falta de garantías de regresar a casa con vida.
Las horas seguirán pasando y la barbarie empeorará, muchos nos mordemos las uñas y labios porque el miedo, la ansiedad y la impotencia por querer salir y hacer o buscar algo más, nos carcomen. Los que marchan con ahínco lo hacen con prudencia porque en la esquina, está el efectivo del ESMAD o militar listo para romper la paz y cegar la vida de un ciudadano, de alguien que podía ser su vecino, su amigo, su primo, su hermano porque alguien más lo ordenó.
Mientras tanto todos se preguntan ¿Cómo llegamos a este momento?¿Y por qué nadie fue capaz de detener la tragedia que pudo ser evitada?
GRACIAS POR LEER.
No supe cómo llamar a este texto ¿Crónica?¿Opinión?¿Texto? Solo sé que sentí una necesidad extraña de plasmar mis pensamientos e ideas sobre la situación actual del país en un blog. Tengo un vacío en el corazón al ver las madres llorando por sus hijos, chicas denunciando abusos sexuales por parte de efectivos de la policía, expresiones ciber activistas que muestran que ya no somos ciegos e indolentes ante el momento actual del país.
Me sentí aterrado por la cantidad de colegas que siguen posteando cantidad de basura y demostrando que el periodismo está desde hace rato desconectado con el pueblo… Me preocupan, colegas; me preocupa su incapacidad, la incapacidad de dejar el privilegio y empezar a ponerse de lado de la gente. Qué falta de empatía y de todo.
A estas alturas solo quiero recordar algo que escribí el 23 de noviembre de 2019 por este mismo blog sobre las lecciones que nos dejaba aquel paro nacional que arrancó el 21: "la protesta social pide que Iván (Duque) se siente a escuchar sus demandas, aquellas que podrían hacer de este un país menos peor."
Comments