Leaving Neverland, el documental sobre los abusos del “rey del pop” deja un reflexión que va más allá del legado de Michael Jackson.
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Inciando marzo ‘Leaving Neverland’ un documental transmitido por la cadena HBO volvió a despertar los amores y odios de los fanáticos del rey del Pop, Michael Jackson, pues este producto de casi cuatro horas de duración recoge los relatos de Wade Robson y James Safechuck, quienes alegaban haber sido abusados sexualmente por el ‘ícono pop’.
El filme fue ovacionado en la última edición del festival de Sundance y boicoteado por la crítica que aseguraba que era un documental sesgado y parcial que mostraba solo un lado de la historia en vez de acercarse a la realidad de Jackson que había muerto en junio de 2009 por una sobre dosis de fármacos y que años antes de su muerte — entre 1993 y 2005 — se había enfrentado a “los rumores” y juicios que se adelantaron por la misma causa.
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Fue así como antes de que el documental fuera transmitido el 3 y 4 de marzo en Estados Unidos, el 6 y 7 por Reino Unido por último se emitió el 16 y 17 de este mes en América Latina; el Jackson estate trataba de impedir que este se distribuyera, los férreos fans de Jackson aseguraban que “los dos acusadores declararon bajo juramento que estos eventos nunca ocurrieron. No han proporcionado pruebas independientes ni pruebas en apoyo de sus acusaciones.”
Como sea, el documental puso en la balanza las dos caras de Michael Jackson, que bien o mal cualquier defensor o crítico debería conocer: la del creador de Thriller que desde los cinco años cantaba con sus hermanos y acumulaba cientos de récords y la del ser humano que también tiene dos versiones — el filántropo que quería cambiar el mundo vs. el supuesto acosador que llevaba a los niños a su gran parque de diversiones –.
Desde mi perspectiva: un seguidor de Michael Jackson desde el 2008, quien desde el día anterior a su muerte tuvo un sueño bastante extraño con el conocido rey del Pop; entro en una dicotomía bastante compleja al tratar de quedarme con una de estas dos versiones luego de ver el documental, leer los artículos desencarnados de finales de los 90 e inicios del nuevo siglo o ver sus videos musicales o escuchar su música — la que ahora me cuesta escuchar — y aún es difícil quedarme con una versión de él ¿A quién le creo?¿Al cantante Michael Jackson o al ser humano Michael Jackson?.
El dilema se hizo más fuerte luego de ver la reacción que tomaron varias estaciones de radio en Estados Unidos, Canadá, Paises Bajos y Nueva Zelanda, que retiraron toda su música de la parrilla o como el Museo de Los Niños de Indianapolis que retiró varias esculturas de Jackson de la colección, los creadores de Los Simpson que quitaron el capítulo que contenía la voz del fallecido cantante y así las múltiples reacciones de diversos sectores sociales y culturales que tomaron acciones contra — o sobre — todo lo se llamase Michael Jackson o a lo más tuviera un poco de inspiración en ese nombre.
¿Entraron todos estos sectores en la misma dictomia que yo? Tal vez, no, seguramente ellos solo están haciendo lo que creen que es lo políticamente correcto ¿Por qué cuando Jackson batalló contra falsos testimonios no se bajaron las estatuas o se retiró su música de las estaciones de radio? ¿Será la voz de Safechuck y Robson el único argumento que tiene la cultura pop para tomar todas esas acciones? ¿Es justo lanzar acusaciones a alguien que murió hace 10 años? ¿O es justo al menos dejarlos hablar y juzgar si su testimonio es creíble o no?
Hay algo que sí es seguro: la hipocresía una la cultura que le daba su sobrenombre del rey del pop por su brillante y particular estilo en los años 80 fue la misma que aseguró que dormía en una cámara de oxígeno, que se blanqueó la piel porque estaba cansado de ser afroamericano, la misma que aseguraba que era gay; escribían todas “esas historias retorcidas por el dinero”, aseguraba Jackson durante una entrevista en 1995 aparentemente cansado de todo eso que se decía en su contra y que fue creciendo como una avalancha.
Hago énfasis en que no pongo en tela de juicio los testimonios de los dos hombres en ‘Leaving Neverland’, creo, eso sí, que si el fallecido rey del pop pasó sus últimos años defendiéndose y no encontraron nada en su contra es seguramente por algo. De hecho, uno de ellos — no estoy seguro si Robson o Safechuck — era consciente de las afectaciones que iba a generar la transmisión de este filme al legado de Jackson. El responsable de la dicotomía a la que muchos nos enfrentamos ahora no es ‘Leaving Neverland’ aquí el culpable es la cultura pop.
Seguramente la historia tenía que contarse, la cultura pop debe cuestionarse porque ha cometido el mismo mismos errores una y otra vez: crea sus ídolos, pero luego socava sus carreras para vender más tabloides a punta de chismorreo o rumores, para generar más vistas con el único fin de engrosar las cuentas bancarias.
GRACIAS POR LEER.
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