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Historias del baúl: XII. Motociclista

Foto del escritor: Nicolás GodoyNicolás Godoy

Pon tu mano sobre el acelerador y sácame pronto de aquí

¡Ven motociclista! Conduzcamos a 266 kilómetros por hora,

Y por vez primera, miremos de forma franca al peligro.

Te espero en las noches, cuando nadie nos vea,

En una esquina paciente porque cuando el Sol salga yo ya no estaré.


Llévame a tu habitación y toca mi alma con tus labios ¡Ven motociclista! Y acabemos gota a gota, el elixir del placer. Retén por un segundo con tus manos, el alma libre que jamás quiso estar aquí.

No obstante, tu tez morena, tan claroscura como café en la mañana,

Me encarcela,

Me castiga,

Me atrapa,

Me enciende,

Me dice que, de pronto, sabrás que desapareceré cuando parpadees.


Evita las calles llenas de público y di que serás mío por siempre

¡Ven motociclista! Y sintamos la promesa de algo eterno en la oscuridad.

Déjate el casco puesto, alcanza velocidad tal que nos permita volar.

Acto seguido, conjura un sutil “te amo”.

Déjate el casco puesto porque tu buen semblante se irá

Déjate el casco puesto porque te diré que lo que siento por tí es todo, pero todo se desvanecerá porque del miedo soy esclavo.


Tengamos una conversación honesta y veámonos con honestidad

¡Ven motociclista! Hablemos de los fracasos del pasado para justificar el crimen del presente.

¿También te han dejado esperando?

¿También olvidaron tu cumpleaños?

¿También te desvelaste pensando en lo que salió mal?

¿También ves el amor como un sueño multicolor del que siempre hay que despertar?

Yo veo nuestro sueño en grises, incierto, confuso, inseguro.

Choquemos contra el muro de las excusas y digamos que fue el destino

¡Ven motociclista! Y de forma accidentada vete como todos lo han hecho

Fatal como el comienzo, dime que tengo la culpa de todo porque al final ya he hecho de esto una costumbre.

Quisiera decirte que volvieras a mi,

Quisiera decirte que no tengo miedo,

Quisiera decirte que estaremos viendo el amanecer por siempre,

Quisiera decirte que te quiero,

Quisiera borrarte la memoria y que el desastre de conocerme jamás hubiese ocurrido.

Cuando estés en la sala de hospital

¿Me maldecirás o agradecerás el caos que dejé en tu mente?


Creemos nuestro mundo de ensueño y rodemos allí por siempre

¡Ven motociclista! Y conquistemos el mundo de las posibilidades infinitas.

Un mundo en donde puedo confesarte lo que siento sin frenarme,

Un mundo en donde podrás tenerme por siempre,

Un mundo en donde podré sentarme contigo y despreocuparme,

El mundo perfecto que siempre soñamos.

Sin embargo, son las 12:26 am y sigo pensando en cómo te diré que tal vez nuestra aventura tiene que parar y del sueño hay que despertar.

¿Cómo puedo decirte?¿Cómo puedo explicarte que quiero protegerte a toda costa y por eso es que lo nuestro jamás será?


Pon tu mano sobre el acelerador y sácame pronto de aquí

¡Ven motociclista! Conduzcamos a 266 kilómetros por hora,

Y por vez primera seamos honestos con el otro,

Te espero en la mañana y rodeados de público,

Paciente, porque el auditorio verá cómo tu corazón se romperá.

 

INSPIRACIÓN:

En la vida real cuando tenemos la sensación de que estamos conociendo a alguien que puede valer la pena… Corremos.


Corremos hacia esta persona creyendo que nos va a salvar, y así es (se conocen, son felices, se casan y fin del cuento). Otros corremos en dirección opuesta a esa persona, jugando al gato y al ratón, al “corre a ver si me atrapas” porque tenemos miedo. Porque las inseguridades sobre el daño pasado nos hicieron creer que no merecemos a nadie bueno, solo merecemos a las personas que son “terribles”, emocionalmente hablando.


Cuando estás tan “aporreado” y finalmente conoces a alguien que puede valer la pena empiezas a correr en dirección opuesta. No quieres lastimar a nadie y decides irte, lo haces pero luego te despiertas a medianoche dándote cuenta que no fuiste del todo justo y… Bueno, escribes historias como estas.


‘Motociclista’ es de esas historias escritas en primera persona pero, en este caso, en vez de ver a alguien lamentándose, llorando, agonizando o triste porque otra persona rompió su corazón; vemos a alguien corriendo, evadiendo, tentando y sincerándose con palabras como “Tal vez yo tengo la culpa esta vez”, “Eres la mejor persona que he conocido, pero…” “Sentimos atracción pero, creo que no va a durar entonces me voy antes de que el golpe sea más fuerte”… Un acto irresponsable


Si son escapistas como yo, de pronto entenderán.




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