¿Fantasma, estás ahí? Desde pequeño he tenido un miedo intranquilo que me impide ser directo y enfrentarte, uno que se apodera y va desde la punta del dedo último del pie hasta el occipucio mismo, este miedo con el que cargo no me deja siquiera poder levantarme de la cama para hablar contigo, muchos alegan que es la parálisis del sueño o una potente fuerza mental que me dice que no está bien que encare a este miedo insulso de la infancia, pero yo te siento todas las noches, buscando una respuesta, buscando verme, buscando una charla como esas que solíamos tener; pero yo simplemente no puedo, por eso te dejo esta nota, incapaz de verte, hecho un manojo de nervios esperando tomes esta nota, veas y entiendas cómo me siento.
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¿Fantasma, estás ahí?
Me culpo por esa incapacidad para estar ahí cuando no llaman mi nombre, incluso cuando sé que es necesario que esté, el hecho me tiene agonizando ahora, escribiendo notas que tal vez no leas, escribiendo ideas que no conectan, escribiendo para aliviar la pena y la culpa que recorren mi espina cada vez que me susurran tu nombre y recuerdo lo cálido que para mí suena: F-A-N-T-A-S-M-A ¿No se escucha lindo?¿Estará coreando desde ahora el universo esa cálida armonía? Esa que calidez que ellos veían en ti, desde el primer choque de miradas justo en ese lugar en donde me elegían de último en los equipos de fútbol, en los que me sentaba solo a tomar mi merienda. Te sentaste al lado mío y tal vez fue por eso tal vez que conectamos al instante: el rechazado y la fantasma recién llegada que buscaba encajar en ese ecosistema salvaje que es el aula de clase.
¿Fantasma, estás ahí?
Me culpo por la facilidad en que las risas y buenos chistes se daban entre los dos, compartíamos el mismo sueño ¿recuerdas? O al menos eso sentí cuando me seguías en cada una de mis locuras: desde romper una lámpara con una pelota de vóley hasta aspirar a estar juntos presentando un noticiero local. Gracia a ti, fantasma, estoy aquí, las luces me enceguecen, el olor de los micrófonos y las cámaras me emocionan, solo haces falta tú para vivir este sueño completo, tu sonrisa en tecnicolor, la que es capaz de cambiar el tono del ambiente en un dos por tres ¿Dónde estás fantasma? ¿Sigues estacada en los sueños de la infancia? Ven, ven pronto para hacer realidad esta aventura juntos, como amigos, como colegas.
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¿Fantasma, estás ahí?
Me culpo por la habilidad innata que tengo para huirle a los problemas, coraje, coraje, coraje es el que me faltó para decirte que todo iba a estar bien esa noche de lluvia, esa noche en la que tu sangre dejó de ser roja con destellos arcoíris. Coraje fue el que me faltó para entender que los amigos no se abandonan, coraje es el que no tengo para encararte cuando te siento cerca, ese coraje que me falta para mirar al horizonte y decirte lo excepcional que eres.
Coraje fue el que no tuve para increpar en la sala de hospital y darte un abrazo. Coraje que no tuve para secar tus lágrimas de felicidad cuando empezamos a recordar los viejos tiempos justo cuando la tormenta comenzó ¿Vendrás a secar mis lágrimas ahora? ¿Vendrás a aliviar el dolor que siento en el alma? ¿Me dirás que todo está bien? O recibiré el juicio más justo de todos los tiempos porque fui el mejor amigo solo en el buen tiempo, cuando hacía sol, cuando aún estabas aquí, fantasma.
¿Fantasma, estás ahí?
Me culpo por quebrar en llanto cada vez que recuerdo los buenos tiempos juntos y mi inhabilidad para no estar ahí en los malos. Sé que te molesta verme mal, se que te molesta el que no pueda verte ni escucharte ahora que gritas mi nombre ¿Me perdonarás? ¿Aceptarás mis excusas por no haber compartido unos otros cuantos últimos momentos contigo? Juro que esta vez si podremos compartir un trago como siempre lo prometí, puedo asegurar que bajarás a escuchar mis más íntimos secretos como lo hacías cuando nos develábamos hablando sobre nuestros dramas.
Ahora vendrás a ver cómo está ese gusano que salió de su capullo solo hace un rato, juntos lo cuidamos ¿Recuerdas? Ven aquí fantasma, sé que me oyes, envía la señal de supervivencia que necesito para confortarme, aunque yo, el certero asesino te dejé caer, te dejé desangrar, te falle y no hay excusa que valga para justificar la sevicia con la que cometí el atroz crimen.
¿Fantasma, estás ahí?
Te dejo esta nota para que sepas que, aunque sé que no puedo verte, te siento por siempre, tu energía me rodea, me dice, me orienta, me vista en las noches y me hace sentir culpable ¡Podrás perdonarme algún día? ¿Podrá reunirme contigo pronto? ¿Podremos dejar el pasado atrás e iniciar de nuevo en la infinidad? ¿Me verás allí, fantasma?
LA INSPIRACIÓN: Este texto lo escribí y publiqué originalmente en el blog en abril de 2019. Cuando me enteré de una noticia terrible: La leucemia se había llevado a una gran amiga.
Recuerdo que cuando me enteré de su diagnóstico, en 2017, le llevé al hospital un pequeño libro que tenía como título “Godoy y la chica nueva” en el que puse muchas fotos de nosotros y le decía que tenía que recuperarse porque teníamos que salir a tomar cerveza juntos por primera vez, tenía que conocer mi interés romántico de aquel entonces y, además, o el nuevo álbum de Lorde que teníamos que escuchar.
En mi memoria también está la frase que alguien dijo “No la hagan llorar”, pero tan pronto como le entregué el libro y leyó lo que había escrito empezó a lagrimear un poco; para evitar que la nostalgia nos consumiera en mares de agua salada a ambos, con el poco aliento que ella tenía me dio un abrazo y aunque yo quería abrazarla fuerte para hacerle sentir que todo iba a estar bien, no podía por los aparatos y catéteres que ya tenía en su cuerpo.
Cuando me enteré de su muerte – el día de mi cumpleaños número 21 – no pude llorar, mi mamá me hizo sentir mucha culpa porque siempre me insistió en que fuera a visitarla para evitar futuros remordimientos. Con ella jamás tuve un cierre, o un duelo, jamás le dije lo mucho que la quería, jamás le recordé lo mucho que quería que se recuperara.
Quise ajustar este texto e incluirlo en las siete historias del baúl, porque aunque nostálgico ‘Fantasma’, me recuerda la esencia por la que he decidido quitarle el polvo a muchas de las historias que ya publiqué: mis amigos, el presente, dejar los resentimientos, valorar un poco más a la gente que tengo alrededor y hacer todo lo que tenga a la mano para hacerles sentir que estaré ahí pase lo que pase...
‘Fantasma’ va por aquellos que han perdido a alguien muy cercano, en especial durante la pandemia del coronavirus.
GRACIAS POR LEER.
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